lunes, 18 de marzo de 2013

Dos meses

Dentro de mi ser has estado durante estos dos meses; lejos de forma física pero en mis pensamientos siempre has estado.
Todos los días has sido mi única inspiración, he podido salir delante de muchas dificultades porque tengo en quien pensar, tengo alguien a quien amar y por quien darlo todo en la vida.
Es muy difícil el no tenerte cerca, la distancia que nos ha mantenido separados. No sabes cuánto desearía estar contigo en estos momentos y más en éste día.
El irme a dormir pensando en ti, el levantarme después de haber soñado contigo, el ir a la iglesia como si fuera contigo, tomar un autobús deseando dirigirme a ti… tantas cosas que hago pensando que pronto estarás conmigo y tantas cosas por hacer cuando esté contigo que lo que más me importa es cumplir aquellos sueños.
Tú, Alba, eres mi mayor sueño. Toda mi ilusión y mi vida entera. Por ti soy capaz de hacer mucho y por ti soy capaz de sacrificar tantas cosas.
Le agradezco a Dios por habernos encontrado, por colocarnos en el momento y en el lugar indicado. ¿Quién diría que aquel 2 de mayo de 2012 marcaría nuestras vidas? ¿Quién pensaría que el 18 de enero de 2013 comenzaríamos tú y yo una relación que esperamos que nos lleve a algo más en un futuro?
Aún recuerdo ese fin de semana. Fue una reacción en cadena: tú y yo hablábamos de querer estar un sábado juntos, cosa que se logró. Logramos decirnos el uno al otro cuánto nos amábamos. El pasear tomados de las manos, llegar a besarte… tantas variables que pudimos ordenarlas y mira hasta dónde llegamos.
Y hoy, 18 de marzo de 2013 te confieso que estoy más enamorado de ti, que te amo con todo mi corazón y estoy dispuesto a seguir luchando por tu amor.
Te amo, corazón. Te amo y no dejo de hacerlos. Gracias a Dios por haberme concedido ser tu novio y tú mi novia. Sigamos adelante que nos esperan muchos caminos más por transitar.

martes, 5 de marzo de 2013

¿Por qué me amas tanto?

Una acción incondicional, resultado de extrema confianza del uno al otro, búsqueda de la felicidad a pesar de los sacrificios por el bienestar del otro, entregarte a tu ser amado completamente y para siempre. Ésto y muchos actos más proceden de amar a alguien.
En esta ocasión tú fuiste quien me preguntó: ¿Por qué te amo tanto? Y mientras medito en tus palabras todavía no puedo comprender cómo fuiste capaz de entregarme tu corazón. Durante el verano pasado me fui dando cuenta que poco a poco te estabas acercando a mí. En esos momentos lo único que podíamos tener era una amistad. Había algo en ti que me daba la impresión de que probablemente no se quedaría en una simple amistad. Sentía temor al pensar que me podía enamorar de ti, y no porque no me gustaras sino porque llegar a tener algo más que una amistad contigo era impensable, algo más allá de mi alcance. Pero por sucesos del destino cada vez te apoderabas más de mi corazón.
Exactamente dos meses atrás fue cuando me di cuenta de que en ti podía hallar todo lo que buscaba para ser feliz. No quería dejar pasar esa oportunidad, la oportunidad de ser felices los dos.
Fue cuestión de permitirle a la razón que guiara al corazón hacia la búsqueda del amor. Y finalmente, todo apuntó a ti.
Así que no dejaría que te fueras de mi vida. Comenzaría a mostrarme ante ti como el futuro hombre con el que pudieras pasar el resto de tus días. Trataría de demostrarte que puedo ser capaz de recibir tu amor y corresponderte.
Estoy perdidamente enamorado de ti. Llegaste a mi vida en el momento más oportuno y desde aquel momento me dispuse a quererte como nadie más lo ha hecho ni lo hará.
Todo cuanto hago por ti es lo mínimo para agradecerte cuánto te amo. Y si tú dejas que te siga amando continuaré mostrándote todo lo que soy capaz de hacer por conservar el lugar que me has dado dentro de tu ser.
Un momento juntos, un abrazo y un beso fueron lo suficiente para seguir recordando la intensidad de tu amor hacia mí.
Y no es que me vea obligado a corresponderte, sin embargo me fascina amarte y declararte con mis acciones que tú, sólamente tú eres la dueña de mi corazón. Contigo quiero amar y llegar tan lejos como Dios nos lo permita.
No te puedo dar una responderte cuánto me amas por el hecho de que cada vez trataré de amarte aún más y tú también lo harás. Lo que sí te puedo asegurar es que con la ayuda de Dios nuestro amor seguirá creciendo y aprovecharé cada instante para seguir demostrándote cuánto te amo. Mi bella princesa, yo sé cuánto me amas y estoy profundamente agradecido.
Nos faltará tiempo para descubrir la magnitud de nuestro amor pero cada día tenemos una oportunidad para continuar amándonos.